La última frontera en naming: nombres smseados
La disciplina del naming muestra una vez más su capacidad para adaptarse a las nuevas formas de lenguaje y absorber los cambios que nos aporta la tecnología. Si en el siglo XIX el telégrafo revolucionó las comunicaciones (y se eliminaban los artículos o determinantes), los SMS han creado un nuevo género debido a la limitación intrínseca de su tamaño (140 caracteres) y de su velocidad (inmediato). Por ello, el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, afirmó hace unos meses que la RAE estudia elaborar una tabla de abreviaturas para los SMS.
Los nombres smseados, herederos de la tendencia de los acrónimos irregulares (RBK por Reebok, MNG por Mango, SPF por Springfield…), se postulan con fuerza en el mercado. En realidad, suponen un método de comunicación escrito que integra elementos de la comunicación oral en la representación fonética, un proceso que transgrede las normas gramaticales… pero que resulta muy efectivo en materia de transmisión.
Tenemos muchos ejemplos: desde MTN DEW por Mountain Dew en EEUU o TKTS para denominar la entidad de venta de entradas en NYC, o LMN para una bebida con sabor a limón en India, hasta nuestro más cercano LKXA para la versión joven de La Caixa.
Esta tipología de nombres, mas allá de su cuestionable dificultad para ser memorizados, proyectan dinamismo y modernidad, y sin duda una alta capacidad de segmentación del mercado hacia los grupos de población más joven.
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